EL SENTIDO DE LA VIDA
“Quien tiene algo por qué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo”.
Nietzsche.
“Desgraciado de aquel que no viera ningún sentido en su vida, ninguna meta, ninguna intencionalidad y, por tanto, ninguna finalidad en vivirla, ése estaba perdido”.
“Lo que de verdad necesitamos es un cambio radical en nuestra actitud hacia la vida. Tenemos que aprender por nosotros mismos y, después, enseñar a los desesperados que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino si la vida espera algo de nosotros(…) Nuestra contestación tiene que estar hecha no de palabras ni tampoco de meditación, sino de una conducta y una actuación rectas. En última instancia, vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que ello plantea y cumplir las tareas que la vida asigna continuamente a cada individuo”.
Víctor E. Frankl.
El psiquiatra Víctor E. Frankl, narra en su libro "El hombre en busca de sentido", la etapa que pasó prisionero en un campo nazi. Mataron a toda su familia y él fue apresado, por ser judíos. Dentro del campo prestó sus servicios como médico entre otras cosas. Allí constató que el ser humano es igual de depredador sea opresor u oprimido. E igualmente también halló excelentes seres en ambos bandos. Estando allí, pudo comprobar que los presos que mejor sobrevivían, además de tener un talante psicológico más sano, eran aquellos que habían dado un sentido profundo a su sufrimiento. Tras quedar libre, este hallazgo sobre la búsqueda de sentido, lo trasladó a sus terapias como psiquiatra: "Dame un por qué y yo buscaré un cómo".
No hay que ser muy observador para darse cuenta de que la Tierra se encuentra en unos momentos importantes de cambio. No podemos evadirnos "liándonos la manta a la cabeza". No puede haber futuro sin un verdadero cambio, producto de la toma de conciencia personal e individual. De tomar la responsabilidad sobre nuestra propia vida para actuar coherente y consecuentemente, buscando un sentido profundo de existencia.
El caos externo, es un reflejo del caos que vivimos interiormente. Si comenzamos a trabajar y ordenar nuestro interior, esto se verá reflejado fuera. Y si ese esfuerzo es realizado cada vez por más personas, el efecto será totalmente regenerador y esperanzador, tanto dentro como fuera.
Cuestionarnos las preguntas existenciales e intentar hallar las respuestas, que nos motiven a reiniciar el camino de regreso a Casa. Cuando esto ocurre el alma está madura para reencontrarse con su Ser y sacarlo a la luz.
Al igual que el hijo pródigo, después de haber adquirido las experiencias y lecciones necesarias, que le permitan tomar conciencia de su vida disoluta y sin horizonte; se propone volver a casa de su padre. Toma de conciencia que no hubiera sido posible, si él no se lanza a ese periplo experimental, que le permite después, discernir y elegir, lo que le hace verdaderamente feliz y libre, de lo que le mantiene esclavo del sufrimiento.
“Un día, poco después de nuestra liberación, yo paseaba por la campiña florida (…).Me detuve, miré en derredor, después al cielo, y finalmente caí de rodillas. En aquel momento yo sabía muy poco de mí o del mundo, sólo tenía en la cabeza una frase, siempre la misma: “Desde mi estrecha prisión llamé a mi Señor y él me contestó desde el espacio en libertad.”
No recuerdo cuánto tiempo permanecí allí, de rodillas, repitiendo una y otra vez mi jaculatoria. Pero yo sé que aquel día, en aquel momento, mi vida empezó otra vez, Fui avanzando paso a paso, hasta volverme de nuevo un ser humano.”
Víctor E. Frankl.
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