SANANDO EL MUNDO
"Acudid a vuestra realidad espiritual más elevada: vuestro ser superior o vuestros guías. Alcanzad el recuerdo de quienes sois desde esa realidad espiritual elevada. Descubriréis que el dolor que hay dentro de vosotros es precisamente el dolor que os atrajo a la Tierra para curarlo mucho antes de que nacierais, cuando erais ese maravilloso ser espiritual. Eso es lo que sois en realidad. Así pues tended a esa parte que se ha encarnado para curar el mismo dolor que lleváis dentro y que habéis llevado desde el momento de nacer. Porque ése es precisamente el dolor que habéis venido a curar y sois vosotros quien ha optado por asumir ese dolor y, al hacerlo, decidisteis encarnaros precisamente con las mejores combinaciones de energías, sabiduría y amor para curar ese dolor concreto.
(...)Y ese maravilloso ser espiritual que erais antes de vuestro nacimiento, cuando oísteis los gritos y el anhelo procedentes de la Tierra y fuisteis atraídos hacia ésta, es el sanador que lleváis dentro. Sed el sanador interno, y curad ese hilo de dolor que habéis arrastrado durante toda la vida (...) Vosotros habéis arrancado ese dolor a la Tierra para transformarlo". Canalización de Heyoan. Sacado del libro de Barbara Ann Brennan "Hágase la Luz".
No venimos a la vida por casualidad. Traemos un trabajo que hacer y un aprendizaje que realizar. Nos encarnamos sabiendo los principales puntos del "guión" de nuestra vida. Aquí, por supuesto no nos acordamos, pero conforme vamos interpretando ese "guión", van regresando los recuerdos de quienes somos realmente. Depende igualmente de nosotros que los "talentos" que traemos se multipliquen o por el contrario no crezcan mucho, si no nos hemos preocupado de buscar un sentido a nuestra existencia. Eso es responsabilidad nuestra y no nos engañemos más delegando nuestro trabajo y nuestro camino a otros, pues es un trabajo intransferible. Nadie puede aprobar mi "examen" por mí, ni yo aprobar el "examen" de ningún otro, por mucho que yo lo ame.
Al principio, cuando ha llegado el momento de nuestra "sanación", no se puede hacer otra cosa que levantarse, como se pueda, y tirar hacia delante: “Levántate y anda”.
Hay que ponerse en pie, cueste lo que cueste, porque sólo uno y nadie más que uno, puede realizar su propio camino de sanación. A pesar de que al comienzo falten las fuerzas y la motivación. Conforme se anda, nos vamos asombrando gratamente de las energías que van saliendo y sosteniéndonos en cada paso.
Todavía, en ese periodo, se sabe muy poquito o nada, de lo que está pasando dentro de nosotros, pero una Fuerza Interior, nos va impulsando y guiando nuestros pasos, hasta llegar al instante en que “sintamos” ese "encaje" de todo nuestro sufrimiento pasado. Obtendremos la certeza de que todo estaba bien, que sin ese dolor, seguramente nunca nos hubiésemos puesto en marcha hacia nuestro interior, donde está nuestra liberación.
Irán apareciendo las respuestas a nuestras dudas y a todo lo que necesitemos saber, de esto se encarga nuestro Ser Superior o Cristo, o Maestro Interno. Todo lo necesario irá viniendo en cada momento, irá “resonando” en nuestro interior. Por sincronía nos llegarán en forma de libros, experiencias y palabras de otras personas, intuiciones, entendimiento, como si se nos encendiera la “bombilla” en la cabeza, y sentiremos que no sabemos por qué, pero que “por ahí van los tiros…”
Ha llegado el momento de responsabilizarnos de nosotros mismos, de nuestros pensamientos, de nuestros actos, abandonaremos el mal hábito de echar las culpas a los demás, a fuerzas externas, y de retomar el dominio y responsabilidad de nuestra propia vida.
Nosotros no podemos cambiar el mundo ni a nadie, pero sí podemos cambiarnos a nosotros mismos. Ese mundo que ahora vemos con nuevos ojos y que tanto nos duele y preocupa, sólo podemos mejorarlo, mejorando un “granito de arena” el nuestro. Seremos además, con nuestro cambio, un canal de luz para los demás, “la lámpara no se puede ocultar”. Como está ya demostrado en el comportamiento de los átomos por la FÍSICA CUÁNTICA: entre dos partículas conectadas el cambio de la primera se verá inmediatamente reflejado en la segunda. Nosotros somos como pequeños átomos de un Gran Cuerpo.
No es cosa fácil aprender a verse a uno tal como es, conocerse uno a sí mismo. “Conócete a ti mismo”. El concepto parece simple pero su puesta en práctica es ardua.
El único sentido comprensible de nuestra encarnación es la toma de conciencia. Es lo único que va a perdurar más allá de esta vida y eso sólo se puede hacer AHORA Y AQUÍ, en este plano terrenal.
Tomar conciencia de la “viga en el ojo”, de la “sombra”, a través de la cual percibimos el mundo. ¿Pero es la manera correcta de percepción? Habrá que dudar...Ya sabemos que cada persona tiene su propia visión e interpretación de las cosas. Así nos encontramos con que un solo mundo tiene tantas interpretaciones como millones de seres habitan ese mundo.
Es muy difícil caer en la cuenta de los errores o pautas mentales-emocionales, con las que siempre hemos vivido y nos hemos identificado; el cristal a través del cual siempre hemos mirado sin ser conscientes de que lo teníamos, forma parte de nuestra personalidad, nos identificamos con él desde que tenemos uso de razón: hábitos personales, hábitos de pensamiento, sociales, culturales, conceptos asumidos como dogmas, complejos, prejuicios, etc…
Hay muchos mapas para realizar el Camino de sanación, cada uno se adapta a las necesidades e idiosincrasia de cada persona, todos son válidos si llevan al mismo fin el Amor que lleva al autoconocimiento y al sentido de Unidad.
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